Cómo conservar y limpiar el melamine

Las tendencias en decoración no solo se ponen en boga por su peculiar y atractiva estética, sino también por sus ventajas funcionales para nuestro hogar. Así, el melamine o melamina se ha vuelto uno de los materiales más solicitados al momento de fabricar muebles para la cocina, los cuales pueden durar varios años con un aspecto inmejorable gracias a su facilidad de uso y mantenimiento.

Antes de cualquier pauta de conservación, debemos saber que el melamine es es un tablero aglomerado de partícula o MDF, recubierto por ambos lados con películas decorativas de resinas melamínicas. Esto permite que su superficie sea totalmente cerrada (sin poros), impermeable, dura y altamente resistente al desgaste y calor.

Para mantener bien conservado el melamine y libre de microorganismos basta con pasarle un trapo húmedo con desinfectante o con agua jabonosa y luego pasarle otro trapo absorbente de textura suave, a fin de evitar rayones cuando la superficie haya quedado completamente limpia. Además, cada cierto tiempo hay que sacarle brillo con un trapo seco (de preferencia, de poliseda o de tela lustrosa) para que las resinas melamínicas luzcan como salidas de fábrica.
Como por lo general los tableros de melamine tienen bordes de madera, no conviene colocarlos en lugares donde les puede caer directamente los rayos solares. Así mismo, evitemos utilizar cuchillos sobre su superficie para evitar arañones o rayaduras (para eso están las tablas de picar) y el acabado siempre lucirá como si fuera de estreno.